El día que Dios sanó a Tammy de cáncer

Los Milagros de Dios de Dios siguen ocurriendo hoy.

Jesús perdona todos nuestros pecados por cada gota de sangre vertida en el Gólgota y, además, responde a nuestras oraciones por sanidad.


Tenía 52 años y un futuro prometedor junto al afamado psicólogo, escritor y orador, Jordan Petterson, cuando a Tammy le descubrieron cáncer. Después de una exploración médica, recibió la noticia de que tenía carcinoma de células renales, un tipo de cáncer de riñón, por el que le dieron diez meses de vida.

Sintió que el mundo se hundía bajo sus pies, mientras que el facultativo le entregaba los resultados de los exámenes.   

«Cuando mi médico me llevó a la consulta, le temblaban las manos y me entregó unos papeles para que los firmara para someterme a otra cirugía, y me dijo: ‘Lo siento, pero hemos hecho otra biopsia y lo que tienes es peor de lo que pensábamos. Es mucho más agresivo. Te quedan lo que creemos que son 10 meses de vida». Mi marido y yo estábamos muy impactados«, recuerda.

A pesar de las varias cirugías para extirpar los tumores y ser sometida a todo tipo de pruebas, la salud de Peterson empeoró hasta el punto de llegar a pesar 40 kilos. «Los médicos ni siquiera me ofrecieron quimioterapia o radioterapia, dijeron que este tipo de cáncer mataba a todos y que no había tratamiento para él», reconoce Tammy.

Lo que cambió el curso de la historia fue entregarle su enfermedad a Dios. «Me di cuenta de que quería emplear el tiempo que me quedaba en amar a mi familia y a mis amigos, y en aceptar lo que Dios tuviera preparado para mí´», explica

El Padre celestial obró el milagro. Él se sigue manifestando con poder en nuestro tiempo. Su poder no ha cesado.

EL DIOS DE MILAGROS

Nuestro amado Padre celestial es un Dios de milagros y sigue obrando con el mismo poder que en ese momento remoto cuando creó el universo.

En las Escrituras leemos:

«Bien pueden ver que la mano del Señor no está impedida para salvar, ni sus oídos se han agravado para no oír.» (Isaías 59: 1 | RVC)

Desconocemos cuál sea su situación, pero de lo que sí estamos seguros, es que el Señor responderá milagrosamente a su clamor.

UN MILAGRO PARA SU VIDA

Jesús iba de paso con sus discípulos por Jericó. Alrededor una multitud le seguía. Querían escucharlo. Y en medio del alboroto, una historia con profundas enseñanzas:

«Llegaron a Jericó, y al salir de la ciudad Jesús iba seguido de sus discípulos y de una gran multitud. Junto al camino estaba sentado un mendigo llamado Bartimeo hijo de Timeo, que era ciego. Cuando éste supo que quien venía era Jesús de Nazaret, comenzó a gritar y a decir: «Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!»  Muchos lo reprendían para que callara, pero él gritaba con más fuerza: «Hijo de David, ¡ten misericordia de mí!» Jesús se detuvo y mandó que lo llamaran. Los que llamaron al ciego le dijeron: «¡Mucho ánimo! ¡Levántate, que Jesús te llama!» Arrojando su capa, el ciego dio un salto y se acercó a Jesús, y Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le respondió: «Maestro, quiero recobrar la vista.» Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado.» Y enseguida el ciego recobró la vista, y siguió a Jesús en el camino.» (Marcos 10: 46-52 | RVC)

Lea cuidadosamente el texto. Encontrará algunos elementos interesantes y otros que, sin duda, nos ayudarán a crecer en la fe cuando necesitamos un hecho milagroso en nuestra vida.

1.- Dios siempre viene a nuestro encuentro. Lo hace por amor y gracia.

2.- Dios escucha a quienes claman a Él por un milagro.

3.- Debemos clamar a Dios por el milagro que necesitados y perseverar.

4.- Dios quiere siempre lo mejor para nosotros.

5.- Dios responde en Su tiempo y conforme a Su voluntad.

Desconocemos cuál sea su situación hoy, pero sí tenemos la certeza de lo que el Señor desea hacer. Hay un milagro para su vida.

LOS MILAGROS DE LA GRACIA

Dios se manifiesta con poder en nuestra vida cuando clamamos. No lo hace porque pactemos financieramente, ni tampoco por lo buenos que seamos. Lo hace por gracia, por amor.

La Biblia dice que Jesús cargó en la cruz con nuestros pecados y enfermedades.

«Pero él será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones! Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados.» (Isaías 53: 5 | RVC)

Dos elementos esenciales: Jesús perdona todos nuestros pecados por cada gota de sangre vertida en el Gólgota y, además, responde a nuestras oraciones por sanidad.

Hoy es el día para apropiarnos de la gracia divina que trae perdón.  Es usted quien debe dar el paso y apropiarse de la voluntad perdonadora del Señor. Hoy es el día oportuno para hacerlo.


© Fernando Alexis Jiménez | @Conexión365

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